Fidel:
Son tantas las cosas que quisiera decir en esta hora de alivio para la nación cubana; pero no voy a perder tiempo buscando algo bueno que hayas hecho durante tu vida, fuera del acto de morirte. Tus canalladas son tantas que se me agolpan en la mente al extremo que casi me es imposible escoger solo las más importantes para resaltarlas en este momento sin tener que hacer un discurso kilométrico como los tuyos, llenos de mentiras y confusiones entre las cuales mezclabas mentiras y medias verdades llenado de odio y rencor el corazón de los débiles de espíritu que fueron tus cómplices.
No quiero que te marches de esta vida sin antes decirte que has hecho un mal inmenso a mucha gente, has fusilado miles y miles de cubanos, has encarcelados centenares de miles por muchísimos años, has llevados guerras y guerrillas a decenas de países en todo el mundo donde has causado muerte y destrucción, has arruinado a familias enteras, has obligado a legiones de compatriotas a emigrar a otras tierras muchos miles de ellos han muerto atravesando el estrecho de la Florida, has vestido de luto a incontables hogares, a los que acusaste de ser enemigos de Cuba cuando en realidad eran patriotas a los que perseguiste con saña, sin cuartel, los encerraste en ergástulas que no lo merece ni una alimaña, los insultaste, los humillaste, los difamaste, te burlaste de ellos, les robaste sus riquezas y terminaste con sus vidas y con las de todas las familias de una u otra forma; inclusive con las de los que te apoyaban a los cuales sumiste en la más abyecta pobreza. Hundiste a Cuba en la inmoralidad, la prostitución, la vagancia oficial, la violación a todas las leyes, el desamor, la incredulidad, Destruiste el mejor país del mundo, que siempre estuvo entre los mejores de América. “La perla de las Antillas”, ya no lo es más.
Pero te llegó tu turno, de enfrentarte a lo desconocido y tiemblas como el cobarde que eres; a todos nos llega, los plazos se acaban, el término de tu contrato llego a su fin, tu "ciclo vital" se terminó y no fue de la mejor manera. Has sufrido muchísimo físicamente a pesar del recurso inacabable que has tenido. No mueres en paz, mueres aterrado y temeroso de lo que te aguarda. Y tienes razón por estar temblando por lo que ahora te espera. Creo que te mereces el fin que has tenido. Hubiera prefiero que tu vida no haya sido tan larga, realmente prefiero que nunca hubieras nacido. Cuba hubiera seguido siendo ese paraíso que fue y quién sabe si hasta mucho mejor sin ti.
Terminaste tu miserable vida en una buena cama, rodeado por tus secuaces, que siempre vivieron atemorizados de tu ira, de tu familia, asustada, porque no saben que viene ahora.
Ahora vas camino de presentarte al supremo juez. Tiemblas del horror que te produce ese trance porque siempre has sido un cobarde. Todos los abusadores son cobardes.
Vas a tener que rendir cuentas ante “El Justo Juez” y son muchas, ya empezaste tu camino al infierno, aunque estoy seguro que tu vida entera lo fue. Una persona como tú no pudo confiar en nadie, nunca tiene verdaderos amigos, a ti nadie te quiso, te temieron pero nadie te quiso y una vida sin amigos es un infierno.
Dedicaste tu vida a perseguir con saña y odio a los que de alguna forma simplemente no coincidían contigo.
Perseguiste e insultaste, los representantes de esa Iglesia que ultrajaste a placer, a pesar de que en muchas ocasiones los perseguiste y encarcelaste en la UMAP y el las peores cárceles o los desterraste en un barco forzadamente, ¿Te recuerdas? ¿Crees que ellos lo olvidaron?; claro que te dieron la extremaunción y los santos óleos, no una, sino muchas veces, pero tú y ellos saben que no servirá de nada, es solo para calmar tu pánico que hace presa a tu alma ante el momento que todo lo define. Te esperan los más horribles torbellinos de fuego y Lucifer disfrutara como ardes frente a el por toda la eternidad.
Terminaste tu miserable vida enfermo, padeciendo por muchos años el desahucio, las complicaciones quirúrgicas, infecciosas y que destruyeron tu aureola de “invencibilidad” Tu ocaso físico termino en un parque de Santa Clara cuando te caíste como un sapo gordo e inmundo contra el piso frente a las cámaras de televisión que lo mostraron miles de veces con satisfacción para que el mundo supiera que tú eras igual que cualquiera y te rompiste la crisma y tu vida física termino en ese mismo momento. Desde entonces empezaste tu infierno en la tierra. No fuiste más que el más basura de los mortales. Después vino el cáncer en el colon, las complicaciones que tú mismo creaste porque fuiste tan estúpido que le dijiste a los cirujanos lo que tenían que hacer, y la cagaste te jodiste tú mismo. Estuviste meses agonizando. Trajiste médicos de España de todas partes, hasta famoso “el médico chino”, con tus recursos inextinguibles, pero nada te saco de la mordida del cangrejo, te pueden dar todos los alimentos bióticos o mierdoticos pero te moriste. Los terribles efectos secundarios de las curas que prometieron alargar tu vida, tus órganos se fueron apagando uno a uno, a pesar del descomunal costo de todos los tratamientos a que fuiste tus facultades perdieron todo su brillo que las caracterizaba, tus líquidos y efluvios son colectados en bolsas plásticas con ese hedor a muerte que tanto te repugna y acobardaba, miles de inyecciones para calmar tus dolores y activar un sistema que ya estaba podrido como lo estuvo siempre tu propia alma.
Dime de que te valió tu prepotencia, la reverencia de los estúpidos, los cómplices y los cobardes, los viajes por el mundo, los maravillosos palacios en que te recibieron los dictadores y la basura de todo el mundo, las paradas militares en tu honor, las limousines, los títulos honorarios, los pisos de los hoteles cinco estrellas, las fastuosas cenas de Estado. Pensaste en esta fanfarria cuando vomitabas miasmas y hasta la vida en intervalos cada vez más cortos durante tu largo final. La máquina hiperbárica donde dormías y la de resucitación era habituales cerca de ti, otro mueble común más en tu dormitorio que en realidad es un salón de cuidados intensivos y que finalmente se convirtió en una funeraria.
Tus últimos momentos fueron rodeados de tu corte de aduladores que solo te mostraron ese fingido afecto porque les dabas dinero y poder. Pero allí todos te miran preocupados y con rabia, nunca dejaste que ninguno de ellos pudiera tener la oportunidad de sucederte, dejaste al homosexual criminal de tu hermano, complice en todas tus fechorías y horrores, viejo y casi al final de su propia vida, ahora los dejas al descampado y tu país al borde del colapso total, ¿Era eso lo que querías? ¿Fue esa tu misión en esta vida? Olvídate del cuento de los pobres, ahora hay muchísimos más pobres y más desesperanza que cuando te robaste el poder, olvídate de justicia e igualdad cuando le entregaste el país a los rusos, tu tan independentista no fuiste más que un vasallo ruso.
Ni tú te creíste tus cuentos de ser revolucionario, tú lo que fuiste fue un “bicho aprovechador” ahora sabes que te equivocaste, te fingiste revolucionario e inmortal, convocaste a tu lado a los muertos históricos, a tus héroes, a esos fantasmas que también creíste con vida, Lenin, Marx de los que te burlaste, al Che al que traicionaste. Fuiste tan canalla que acusaste al Apóstol José Martí de ser el autor del ataque asesino al Hospital del Cuartel Moncada, donde manifestando tu cobardía, convenientemente te perdiste y no te presentaste en la acción.
Tus miasmas, se descompone rápidamente dentro de ese lujoso ataúd y no quiero demorar más el momento de alivio para “todo el mundo” de saber que ya estas debajo de la tierra.
Solo quería que supieras que pasarás a la historia como un canalla, traidor, cobarde, mentiroso, asesino, que no rectificaste cuando pudiste, te dejaste llevar por tu soberbia, por tus ideas enfermas de odio y sed de poder, por renunciar a lo más preciado, tu propia libertad y hacernos perder la nuestra.
“Por una NUEVA CUBA como la soñó MARTI”
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